25 December, 2011

Oniomanía: la adicción a las compras puede alterar también la salud física.

Se trata de una de las “adicciones sociales”, trastornos en los que no existe dependencia de una sustancia, sino de una actividad socialmente aceptada, según afirma el Informe europeo sobre problemas relacionados con la adicción al consumo.

Los especialistas estiman que una persona adicta a las compras tarda 10 años en acudir a una terapia

Los especialistas estiman que una persona adicta a las compras tarda 10 años en acudir a una terapia.


Cuando el consumo se transforma en una adicción, puede provocar dificultad para respirar, mareos, sudoración y ataques de ansiedad si la persona, por alguna razón, no consigue comprar.

El Informe europeo sobre problemas relacionados con la adicción al consumo revela que uno de cada tres europeos compra más de lo que necesita y en algunos casos, el consumo se transforma en una adicción.

Este documento, coordinado por la Comisión Europea a través del Instituto Europeo Interregional de Consumo, asegura también que cinco de cada 100 casos son catalogados como una enfermedad psicológica que requiere terapia.

El documento, publicado por el diario español El País, fue construido sobre una muestra de 1.354 cuestionarios, pone de manifiesto un leve desequilibrio entre géneros. Los expertos registraron un 32% de hombres adictos a las compras frente a un 34% de mujeres.

Un grupo de investigadores de la Universidad del País Vasco, la Pública y la Politécnica de Valencia desarrolló un modelo matemático para calcular el índice de adictos a las compras.

Según sus estimaciones, actualmente casi el 40% de la población española es sobrecompradora, y un 17% ha convertido su manera de consumir en patología. “Hicimos un estudio en 2001 y otro en 2010. El número de adictos a las compras ha pasado de un 10% a un 16% en ese periodo, y de aquí a cuatro años el porcentaje podría aumentar hasta situarse en un 18%”, señala Paloma Merello, una de las investigadoras.

La economista entiende que este repunte en mitad de la crisis podría deberse al contagio social, es decir, a la influencia que tienen las personas de su entorno sobre nuestro comportamiento.

Ecologistas en Acción considera que es imprescindible erradicar estos vicios sociales para alcanzar un modelo de consumo más equitativo y menos despilfarrador. Esa es la filosofía que sostiene el Día sin Compras que se celebró el pasado 28 de noviembre, coincidiendo con el Black Friday, día en que se inaugura la temporada de compras navideña en Estados Unidos.

“No se trata de erradicar el consumo totalmente, sino de comprar con cabeza”, defiende el vocal de Consumo responsable de esta organización, Isidro Jiménez. “Estamos instalados en una cultura de usar y tirar donde la generación de basuras ha pasado en los últimos 30 años de menos de medio kilo de desechos por persona y día a casi un kilo y medio en la actualidad, de los cuales la mitad son envoltorios y embalajes. No podemos seguir a ese ritmo. Nuestro estilo de vida es enfermizo”, sentencia.

Cuando la afición por comprar se convierte en obsesión recibe el nombre de oniomanía, una palabra que proviene del griego y que significa “locura por comprar”. Es una de las llamadas adicciones sociales, trastornos en los que no existe dependencia de una sustancia, sino de una actividad socialmente aceptada.

Algunos psiquiatras estadounidenses como Donald Blank (Universidad de Iowa) y Susan McElroy (Universidad de Cincinnati) han empezado a probar antidepresivos —la sertralina y la fluoxetina (el famoso Prozac)— para tratar a los compradores compulsivos. La psicóloga María del Mar Martín no se muestra partidaria de esta solución: “Si nos limitamos a medicar a los pacientes, puede que sustituyamos una adicción por otra”. En lugar de esto, la psicoanalista propone un tratamiento farmacológico combinado con una terapia de conducta “para que los compradores retomen el control de sus actos”.

Lo mejor es empezar desde la base para prevenir una adicción. Así lo piensa la economista Paloma Merello: “La solución es educar en un consumo responsable y a un entendimiento inteligente de la publicidad y el marketing”. En su opinión, no hace falta dejar de ser un urbanita para llevar una vida sostenible.

Las grandes ciudades también ofrecen posibilidades de respetar el medio ambiente y no consumir más de la cuenta. Toni Lodeiro ha escrito Consumir menos, vivir mejor, un libro lleno de consejos para ahorrar energía y reducir las compras. Lodeiro no rechaza el consumo “de forma tajante”: “El consumo no es malo, es un medio, pero si lo convertimos en fin, habremos pervertido su función”, concluye.

Fuente: http://www.rosario3.com/salud/noticias.aspx?idNot=103942&Onioman%C3%ADa:-la-adicci%C3%B3n-a-las-compras-puede-alterar-tambi%C3%A9n-la-salud-f%C3%ADsica Citando al periódico: El País.

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