02 March, 2012

«En los ´botellones´ se está incubando un problema de salud mental grave»

«Los nuevos fenómenos, como beber alcohol por los ojos, son muy dañinos, pero los jóvenes no perciben el riesgo»

eduardo carreño

Eduardo Carreño, psiquiatra experto en drogodependencias y asesor en dichos temas del PP de Gijón, acaba de presentar en el Ayuntamiento su propuesta para la elaboración de un plan municipal sobre drogas. El facultativo ha estudiado en profundidad el fenómeno del «botellón», causas y consecuencias, y se muestra favorable a una regulación más restrictiva en la que además se tengan en cuenta otras medidas.

¿Cómo diría que se puede dar una buena respuesta al fenómeno del «botellón»?

Los problemas que genera el «botellón» no se pueden solucionar con las medidas que se están planteando actualmente. Este fenómeno no es un problema de convivencia, suciedad o molestias; tiene muchos componentes diferentes que tienen que ver con las repercusiones del alcohol en el cerebro de quienes lo consumen, la adicción que crea la sustancia y el componente social del cómo se bebe en la actualidad.

O sea, que el abordaje debe ser amplio.

Una conducta como ésta no se puede modificar con una sola acción. Se necesitan muchas medidas que vayan todas encaminadas a solucionar el problema y que se mantengan en el tiempo, no basta con hacer una normativa. Hay que tomar medidas educativas y sociales, en los colegios y en la calle haciendo diagnósticos precoces para solucionar el problema. Por eso insistimos en la realización de un plan municipal de drogas, algo que no tiene Gijón.

¿Cómo está la situación a nivel regional?

El panorama es similar. El Principado de Asturias tiene el plan de drogas prorrogado desde 2003 y las necesidades a día de hoy no se parecen en nada a las que había entonces. En la legislatura pasada se hizo un borrador para aprobar un nuevo plan pero no se llegó a llevar a pleno. Hay que adaptar la normativa. En las adicciones hay una estrategia europea y nacional sobre drogas. Hay que hacer un plan regional de salud mental porque las drogas son un trastorno mental y del comportamiento. Dentro de esa regulación tiene que estar integrado un plan sobre drogas que permita la elaboración de una ley general de drogodependencias. Si no se hace así las soluciones serán puntuales. En el «botellón» no sólo se consume alcohol, también hay cannabis y cocaína.

Sin embargo, aboga por la puesta en marcha de la ordenanza anti «botellón» en la ciudad...

Es que también es necesaria. No se trata de prohibir el «botellón» sino de regular cómo se bebe en la calle. Un hostelero tiene que controlar el territorio en el que trabaja para que no se venda alcohol a menores. Tiene que asegurarse que la bebida es de calidad y que se respeta la higiene. En cambio en el «botellón» nadie se hace responsable. Otro tema es que la regulación debe tener en cuenta la idiosincrasia de cada sitio. En Asturias siempre se ha bebido en la calle, pero una romería no es un «botellón». Y no lo es porque el problema no es dónde se bebe sino cómo se bebe. Porque en los «botellones» se está incubando una enfermedad mental grave.

¿Está a favor, o en contra de elevar la edad legal para comprar alcohol?

Quienes están en contra del ascenso de la edad legal para comprar alcohol no saben lo que dicen porque no quieren o no se informan. En los estudios científicos el factor considerado más valioso en la lucha contra las drogas es el de retardar la edad de contacto con la sustancia.

¿Cuánto de valioso es retrasar el consumo?

Por cada año que retardas ese momento bajas un 14% la probabilidad de que el adolescente tenga una dependencia de la sustancia. Si hay problemas es porque no se hace cumplir la norma. Un político que se precie no tiene que plegarse a la sociedad sino convencerla de que las ideas que tiene son las mejores y no puede hacer dejación de funciones. Si haces una norma tienes que hacerla cumplir. Un chico de 16 años que compra alcohol es fácil que lo pueda compartir con uno de 14, pero ya es más difícil si el comprador es mayor de edad porque ese salto generacional es importante. Además, no es lo mismo que el alcohol llegue a un cerebro de 14 años que a uno de 18 que ya tiene un estadío mayor de maduración y cuenta con más capacidad para defenderse de los ataques de la sustancia. La edad de compra también tiene repercusiones legales. Si tienes 16 años y bebes tienes que poder responder de tus actos.

¿A qué se puede achacar la entrada de drogas como el estramonio?

El estramonio no es nada nuevo. En los últimos años se ha abandonado la prevención informativa y se utilizaron otros tipos de campañas que quizá son menos eficaces. Los jóvenes no tienen tanta información como tenían antes. Todo el mundo entiende el peligro de la heroína pero en el caso de otras sustancias como el estramonio la percepción del peligro es más baja y los jóvenes se atreven a probar. Su inhibición ante las drogas baja además con el consumo de alcohol. Las drogas cambian. El opio dejó de fumarse cuando se inventó la jeringuilla; luego, cuando apareció el sida, volvió a fumarse. Los nuevos fenómenos como beber alcohol por los ojos son muy dañinos, pero los jóvenes se atreven a probar porque no perciben el riesgo. No tienen la información correcta. En otras modas como la del «botellón» el problema es que los jóvenes no conciben otro tipo de ocio alternativo. Gijón tiene muchas ofertas de todo tipo pero a los adolescentes no les resultan atractivas. Hay que ponerles el anzuelo para que hagan otras cosas.

¿Qué daños produce el «botellón» en la maduración de los adolescentes?

En realidad, a la hora de hablar de daños no se debería hablar de «botellón». Lo correcto sería referirnos al fenómeno de la «bebida en atracón», un consumo de gran cantidad de alcohol concentrado, con un período de abstinencia entre un consumo y otro. Este tipo de consumo, en contraposición con el habitual, produce un daño cerebral completamente diferente.

¿Cuál?

El alcohol bebido con atracón y pausa produce daños parecidos a los del alzheimer en cuanto a destrucción cerebral. El cerebro no acaba la maduración hasta los 21 años y el 70 por ciento de la gente que hace «botellón» tiene edades comprendidas entre los 14 y los 25 años. En ese período el cerebro está madurando la sustancia gris y las conexiones. Además, en la adolescencia está más desarrollada la parte emocional del cerebro que la parte consciente, por lo que se controlan menos los impulsos. La bebida en atracón es un ataque químico a una estructura orgánica por lo que estamos hablando de un problema sanitario. Cuando el adolescente que hoy va a un «botellón» tenga 30 años tendrá las funciones ejecutivas alteradas para toda la vida.

¿Son conscientes los jóvenes de estos daños que produce la bebida en atracón?

Los adolescentes no son conscientes de los daños que les produce el alcohol. Sólo ven el efecto inmediato que les facilita la bebida. En el cuerpo adolescente la manifestación de las dolencias es más tardía. Un adulto sabe cuándo debe parar de beber porque se encuentra mal. La señal de alarma de su cerebro funciona antes que la de un adolescente.

¿Y cómo hacer para que todo eso llegue a los jóvenes?

Explicándoles los problemas a los que se enfrentan. En muchas ocasiones, cuando acabo las charlas que imparto en colegios y en institutos, los chavales me dicen que no sabían nada de lo que les estábamos contando. Los jóvenes carecen de información. En las encuestas dicen que tienen muchos datos pero no son útiles. El programa Órdago que se hace en Gijón y que consiste en formar a profesores para que luego ellos les den datos a los alumnos no está funcionando porque los jóvenes no quieren que sean los profesores los que les den esa información. Quieren a un ex adicto o un profesional que les impresione.

¿El «botellódromo» puede llegar a ser una solución?

Eso no vale para nada. Es una medida totalmente antipreventiva. Si estás intentado que baje el consumo de alcohol no es lógico que habilites un sitio para que los jóvenes consuman. Además, la concentración de personas que están bebiendo aumenta los problemas de seguridad ciudadana y la inseguridad vial. Hay que tener en cuenta que mucha gente viene a Asturias porque tenemos una edad de compra de alcohol más baja y eso provoca problemas en las carreteras cuando vuelven a casa a las comunidades limítrofes.

¿Hasta dónde son conscientes las familias del problema?

Asturias es una comunidad donde siempre se ha bebido mucho y algunos adultos no ven el daño que produce en los adolescentes la manera que han elegido para beber. Antes salías y bebías, ahora los chavales salen a beber y esa es una diferencia muy grande. Las acciones preventivas tienen que tener en cuenta también a las familias, a los colegios y a los compañeros de trabajo. En Asturias el alcohol es la droga social por excelencia y en momentos de crisis los ciudadanos tiran de estupefacientes para no ser tan conscientes de los problemas, por eso el consumo ha aumentado en los últimos tiempos en todas las edades.

¿Qué papel juegan los hosteleros?

El problema de todo esto es que a día de hoy no se hace cumplir la normativa y eso no es correcto. El policía tiene que ejercer como tal. Los hosteleros suelen tener bastante cuidado porque pueden tener multas y les pueden llegar a cerrar el local. El problema llega también por los supermercados, lugares en los que los jóvenes compran el alcohol. Dicen que beben así porque es más barato, pero no tienen por qué beber.
«El atracón de bebida produce los mismos efectos en el cerebro del adolescente que el alzheimer»
«Un chico de 16 años que compra alcohol es fácil que lo pueda compartir con uno de 14, pero es más difícil que eso ocurra si el comprador es mayor»
Eduardo Carreño
Psiquiatra con despacho profesional en Gijón. Experto en drogodependencias, ha sido el responsable de la elaboración del borrador de plan municipal contra las drogas que ha presentado el Partido Popular el Ayuntamiento de Gijón. Carreño aboga por la puesta en práctica de este plan y por la coordinación con una nueva regulación contra la venta de alcohol a menores de 18 años.

Fuente: http://www.lne.es/gijon/2011/09/05/botellones-incubando-problema-salud-mental-grave/1125001.html

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