Los jóvenes empiezan a fumar a los 14 años porque “otros lo hacen”.
Aunque sus padres creen que el inicio es posterior, los jóvenes españoles empiezan a fumar en torno a los 13,9 años de edad como media. En la gran mayoría de los casos -8 de cada 10- el primer cigarrillo llega de un amigo fumador, por la necesidad de sentirse integrado en un grupo o la llamada de la curiosidad.
Estos son algunos de los datos que ha arrojado el estudio 'Juventud y Tabaquismo', desarrollado por la Fundación Pfizer y que ha tenido en cuenta 1.600 entrevistas realizadas a jóvenes de edades comprendidas entre los 12 y los 20 años y a sus respectivos padres.
El objetivo del trabajo era comprobar hasta qué punto tienen conocimiento los padres de la conducta o creencias de sus hijos respecto al tabaco, si estos son conscientes de los efectos nocivos de fumar o si tienen intención de dejar el hábito.
Según sus datos, cerca de 3 de cada 10 jóvenes encuestados declaran ser (18%) o haber sido (10,7%) fumadores, algo que desconoce casi la mitad de sus padres/madres. La mayoría es consciente de las consecuencias dañinas que acarrea fumar (daños en el corazón, pulmón, su relación con el cáncer, etc) y, de hecho, el 90% considera que el tabaco es un problema de salud pública.
Eso sí, a día de hoy, una significativa proporción de jóvenes sigue aceptando determinados mitos y conceptos erróneos, como que "la mayoría de la gente fuma", que "fumar adelgaza" (un 25% así lo cree), o que "el tabaco sólo es malo si se consume durante muchos años seguidos" (según el 36%).
Percepción de la normativa
La gran mayoría de los jóvenes consultados, incluidos los que fuman, valoran positivamente la nueva Ley Antitabaco. Del mismo modo, el 61% cree que la normativa ha conducido a que los fumadores en general consuman ahora menos tabaco y un 30% considera que está sirviendo para reducir su consumo entre los jóvenes.
A la pregunta de si con la entrada en vigor de la nueva ley antitabaco han cambiado de alguna forma sus hábitos a la hora de fumar, el 61,3% de los jóvenes contesta que sí (el 28% afirma fumar menos por tener que salir a la calle, casi el 23% sale de los locales para fumar y, por ejemplo, el 4,6% declara prestar más atención para no molestar a los demás).
La investigación también puso de manifiesto que la gran mayoría de los jóvenes que fuman desearían dejar el tabaco o, al menos, reducir su consumo. Tal es así que la mitad ha intentado dejar el tabaco en alguna ocasión. Sin embargo, durante el último intento, la gran mayoría (81%) volvió a fumar antes de 3 meses.
La mitad de los jóvenes encuestados señala que convive en casa con algún fumador, fundamentalmente su padre o su madre. Y casi 3 de cada 10 se ven expuestos al humo de tabaco en el interior de la vivienda.
Los datos de la encuesta muestran que hasta 6 de cada 10 jóvenes no habla nunca o casi nunca con sus padres sobre el tabaco y sus efectos.
Fuente: http://www.elmundo.es/elmundosalud/2011/11/23/noticias/1322068372.html
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