La nicotina se contagia. Las partículas del humo del tabaco, aun cuando se haya dejado de fumar, se impregnan en la ropa, en la piel, en las paredes o en los objetos y son susceptibles de transmitir sus efectos nocivos a terceras personas. Un problema especialmente grave si estas terceras personas son bebés, más sensibles a los efectos tóxicos. Que este contagio es algo más que una teoría es lo que acaba de demostrar un estudio elaborado por investigadores del programa de atención primaria del departamento de Salud de la Generalitat de Cataluña, que han probado que los bebés que duermen en la habitación de padres fumadores, una práctica muy común, presentan niveles de nicotina hasta tres veces superiores a los de los niños que duermen en otras estancias.
Los datos, publicados en la revista médica BMC Public Health, corroboran que los recién nacidos sufren el conocido como humo de tercera mano. O, lo que es lo mismo, las partículas nocivas del tabaco que se impregnan en la piel, en la ropa o en los cabellos de sus progenitores. «Estamos ante un problema de salud pública importante al que hasta ahora no se le había dado la suficiente consideración», explica José Luis Ballvé Moreno, uno de los autores de la investigación. Su advertencia es clara: «Si los padres no están preparados para dejar de fumar, pero quieren proteger la salud de su hijo, lo que deben hacer es dejar de fumar en casa y en el coche».
De hecho, el estudio ha contribuido a derribar algunos de los mitos asentados entre la población, ya que ha demostrado que los tóxicos del tabaco no se eliminan con la ventilación de las habitaciones después de fumar o haciéndolo en las ventanas, o incluso en el balcón con las puertas abiertas. «La única manera de evitar el riesgo es fumar fuera de casa o en el balcón con la ventana cerrada», constata Ballvé, quien resalta que «hay niños con exposiciones muy altas a la nicotina, lo que aumenta el riesgo de sufrir enfermedades graves, como la muerte súbita del lactante, en la que ahora se ha demostrado que la causa principal es el tabaquismo pasivo». Guadalupe Ortega, la autora principal del trabajo, va aún más lejos. «El tabaquismo pasivo -dice- es la primera causa evitable de muerte en los países desarrollados durante la infancia». ¿En qué afecta el humo de tercera mano a los niños y bebés? En que aumenta el riesgo de sufrir asma, otitis, neumonía, muerte súbita o en la disminución del desarrollo pulmonar.
En el estudio participaron 96 centros de atención primaria. Primero, los especialistas entrevistaron a padres y madres de 1.123 bebés menores de 18 meses que tenían, al menos, un progenitor fumador. Luego analizaron las muestras de cabello de 252 bebés para determinar sus niveles de nicotina y realizaron visitas de seguimiento a los tres y a los seis meses.
28 April, 2011
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