20 August, 2012

“Faltan políticas para prevenir y tratar la drogadicción en menores”

“Todos sabemos que el problema de las drogas está ahí pero no hacemos nada por enfrentarlo y solucionarlo”, dice el afligido padre.

Un verdadero infierno ha vivido José en los últimos meses, desde que descubrió la adicción a las drogas de su hijo que recién cumplió 14 años.

Para él, criado en uno de los sectores más marginales de Barranquilla, pero con una entereza de carácter a toda prueba, resultaba inverosímil tan cruda realidad, con la que convivía a diario en su barrio, pero que pensaba lejos de su propio núcleo familiar.

Rodeado de ollas de droga, jíbaros y consumidores, el hombre -reconocido por su entrega desinteresada a las causas sociales- jamás imaginó ver a su propio hijo sucumbir ante ese enemigo contra el que siempre luchó y que consume a diario el futuro de la juventud, sin importar el estrato o la condición social.

Para José, está claro que no existe una política pública efectiva para prevenir la farmacodependencia en jóvenes, pero tampoco hay una que esté dirigida a rescatarlos del infierno de las drogas, cuando ya están inmersos en él.

“A lo largo de décadas, hemos visto que todas las políticas del Estado dirigidas a los jóvenes han fracasado porque los gobiernos les venden una idea, los convocan a participar en un acto protocolario y se quedan ahí. Lo único que se busca es un impacto mediático pero no atacan a fondo el flagelo”, criticó el apesadumbrado padre, quien decidió hablar y contar su historia, consciente de que “lo que yo estoy viviendo lo están padeciendo muchas familias”.

Agregó que “sabemos que hay un problema, pero no se hace nada por solucionarlo. La familia, el Estado y la sociedad se muestran indolentes. Estamos dejando que se llegue al extremo de Yomaira (la docente de Uniatlántico que terminó sus días como habitante de la calle, por su adicción a las drogas). Hay muchos jóvenes que se están perdiendo en la droga y nadie hace nada para rescatarlos”.

Desde su experiencia personal, considera que no se debe estigmatizar a aquellos menores de barrios subnormales, ni tampoco a los hijos de padres separados; reconoce que esa es la realidad de su hijo, pero aclara que también fue la propia, por lo que afirma que ello no debería conducir a la drogadicción.

Pese a que lamenta la poca efectividad del Estado, también reconoce que la familia juega un papel fundamental en la prevención de ese flagelo. “Como padre de familia, uno tiene cierta culpa porque debe estar muy pendiente del comportamiento de los muchachos, hacerles un seguimiento a los hijos, un acompañamiento permanente, saber quiénes son sus amigos, con quién andan”.

Alertó a los padres sobre algunos indicios que presentó su hijo y que identifica como señales claras de que algo está ocurriendo: “bajó su rendimiento académico al punto de perder el año; se mostró agresivo, hasta con la familia; cambió su fisionomía, bajó de peso; se hizo tatuajes”.

Las cifras. Lo cierto es que las autoridades distritales no tienen una estadística clara de este fenómeno y al ser consultadas, se remiten al último Estudio Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas en Población Escolar, en el cual fueron incluidos niños y jóvenes entre los 11 y 18 años de edad, y que fue divulgado en el mes de mayo por los Ministerios de Educación y Salud.

En el documento, el referente más cercano son las cifras del departamento del Atlántico, donde el 3,47% de los estudiantes encuestados reconocieron el consumo de cualquier tipo de sustancia psicoactiva. El 1,83 % reconoció haber consumido marihuana en el último año; mientras que el 0,88% reconoció haber consumido cocaína.

Otras drogas han penetrado en menor proporción en el mundo de los estudiantes, tal es el caso del bazuco, el éxtasis, la heroína y otros como el popper, dick y solventes.

Sin embargo, el secretario de Salud Departamental, David Peláez, reconoce que la cifras son mucho más altas. “Entre un 5% y 6% de nuestros niños y jóvenes -entre los 9 y 20 años- ha consumido algún tipo de droga; y si le sumamos el alcohol y el cigarrillo, esa cifra podría estar por encima del 15%”.

Agregó que “lo que estamos viendo es la consecuencia de la desintegración familiar, de un niño mal estructurado desde la gestación, por el consumo de alcohol por parte de la madre gestante; niños víctimas del maltrato infantil”.

Sugirió que en los colegios se les brinde una mayor orientación sobre los riesgos y consecuencias de esta problemática.

Según Alma Solano, secretaria de Salud de Barranquilla, “en el Distrito, no hay una política pública para enfrentar esta problemática, nosotros hemos adoptado la política nacional para el manejo de la farmacodependencia y sobre ese esquema estamos trabajando”.

En ese sentido explicó que “se ha enfocado el trabajo en la prevención primaria, con las familias y jóvenes que no tienen problema de drogas para reforzar esos valores a futuro; prevención secundaria, con familias que se ha podido determinar que tienen un mayor riesgo; y estamos identificando situaciones particulares, en los que ya se ha presentado el problema, para garantizar que reciban el tratamiento de salud a través de las EPS, pues está incluido en el Plan Obligatorio de Salud”.

La funcionaria recomendó a las familias que manifiesten su problemática ante al médico asignado por su EPS, para que este canalice los esfuerzos en el tratamiento desde la especialidad de Salud Mental.

Para el médico psiquiatra Juan Isaac Llanos, se requiere una intervención inmediata del Estado, porque actualmente no se está haciendo nada. Para el especialista está claro que se trata de un problema de salud pública y se requiere enfrentarlo, teniendo en cuenta la alta incidencia que se está presentando, la cual queda evidenciada en el alto número de pacientes que consultan y de personas preocupadas por su familiar que consume droga. Afirma que la mayoría de los casos que está tratando actualmente son jóvenes.

Emilia Fontalvo, directora Regional del Bienestar Familiar, se dirigió a la familia que está llamada a prevenir este fenómeno, mediante una efectiva comunicación entre padres e hijos. Agregó que, a nivel de prevención, esa entidad trabaja en el fortalecimiento de los clubes juveniles en cada uno de los municipios y el Distrito, con el apoyo de la Gobernación del Atlántico y la Alcaldía de Barranquilla.

Fuente: http://www.elheraldo.co/local/faltan-politicas-para-prevenir-y-tratar-la-drogadiccion-en-menores-78918

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1 comentarios:

DDAA said...

"Cierta culpa", no. Toda

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