Por MIGUEL DORTA ÁLVAREZ, Médico. Experto en adicciones de la Asociación de Cooperación Juvenil San Miguel.
Es sabido desde hace tiempo que el mal uso de los tranquilizantes (benzodiazepinas) genera una grave problemática para el consumidor de dichas sustancias. Ahora bien, ¿donde esta el limite entre uso y mal uso o abuso? Aclaramos diversos aspectos de este problema basándonos en dos estudios que hemos presentado al último Congreso Internacional de Patología Dual (trastornos psiquiátricos concomitantes con trastornos adictivos) en octubre de 2011.
Muchas personas sufren actualmente una dependencia inconsciente e involuntaria a las benzodiacepinas (con o sin prescripción facultativa). Por otro lado el colectivo medico se ve fuertemente presionado por sus pacientes para que estos continúen prescribiendo la sustancia que les alivia un sufrimiento, en muchos casos debido a la dependencia de los tranquilizantes, se trata de la “aspirina emocional”.
El consumo masivo de benzodiacepinas entre la población de la sociedad occidental es considerado ya un problema de salud publica en muchos países, tanto es así que la Organización Mundial de la Salud en su Manual “Tratamiento farmacológico de los trastornos mentales en la atención primaria de salud” recoge que la correcta prescripción de estos fármacos no debe superar las 4 semanas, y el Servicio Canario de Salud ha recomendado a sus médicos de Atención Primaria que la duración de un tratamiento con benzodiacepinas no debe superar las 8 semanas incluyendo el tiempo de retirada progresiva del fármaco, todo ello recogido en el Manual de Salud Mental en Atención Primaria.
Por otro lado son numerosas las referencias científicas que alertan sobre la problemática del uso de ansiolíticos y es en todos estos documentos donde hemos centrado nuestro estudio de investigación sobre pacientes que llevaban en tratamiento más de 3 meses con benzodiacepinas y que continuaban manifestando trastornos de ansiedad y crisis de pánico.
Todos ellos fueron invitados a participar en un protocolo de desintoxicación de tranquilizantes y la totalidad de pacientes que finalizaron el protocolo (mas de un 70%) manifestaron una mejoría sintomática en un tiempo medio de menos 2 semanas, remitiendo la patología de base por la que fueron tratados con estas sustancias (ansiedad, depresión y alteraciones del sueño) en un periodo de menos de cuatro semanas (tiempo medio).
Del análisis de literatura científica necesario para llevar a cabo este estudio hemos de destacar que a nivel molecular los fármacos ansiolíticos en cuestión actúan en los mismos sitios y comparten mecanismo de acción con el alcohol y los barbitúricos, sustancias altamente adictivas y generadoras de ansiedad y depresión. Ello equivaldría a decir que tratar un cuadro de ansiedad, una depresión o una alteración del sueño con benzodiacepinas es similar a tratarlo con varios vasos de vino al día para la ansiedad de base, algunos chupitos de aguardiente para las crisis de angustia y el cubata quedaría como inductor del sueño a la hora de ir a dormir.
Es muy probable que la manipulación de este tipo de receptores donde actúan los ansiolíticos, el alcohol y los barbitúricos pueda ser efectiva en los primeros días de tratamiento, ahora bien a partir de las dos o tres semanas comienza a ser un verdadero problema que se añade a la enfermedad de base por la que se inició el tratamiento. Todos sabemos el grave daño que ocasiona el alcohol en la salud mental, cualquier otra sustancia que actué de forma similar y a través de los mismos mecanismos de acción lógicamente estará generando la misma problemática.
Invitamos a cualquier persona que consuma regularmente este tipo de fármaco por un trastorno de ansiedad, por una depresión o por alteración de su patrón normal de sueño a consultar gratuitamente con nuestro servicio para recibir información sobre las alternativas terapéuticas a su problema.
Fuente: http://www.eldigitaldecanarias.net/noticia72863.php
0 comentarios:
Post a Comment