La mayoría de las adicciones comienzan en la adolescencia, cuando los sistemas de recompensa y memoria emocional no están ajustados, revela un proyecto de la Universidad de Navarra, España, que recoge los últimos sobre el funcionamiento de nuestro cerebro.
Foto: www.yotube.com/universidaddenavarra
Alertan que el inicio del consumo de drogas o de los juegos de internet, se aprenden de forma inconsciente o por las circunstancias ambientales, de modo que la recompensa se asocia a algo. “Quienes sufren la adicción no deciden, sino que se encuentran obligados a consumir”, señala la investigadora Natalia López Moratalla.
Según la catedrática, lo que entendemos por adicción es un aprendizaje con recompensa que se hace patológico y acaba arruinando el proyecto de vida de la persona afectada y de quienes le rodean. En este proceso juegan un papel fundamental tanto la liberación de dopamina como nuestra memoria.
“Si el consumo de drogas se hace crónico, disminuyen los receptores de la dopamina, que permanecen en niveles bajos incluso un año después de dejarlo. De ahí que los efectos placenteros disminuyan paulatinamente, creándose la necesidad de una mayor cantidad para conseguir el mismo efecto”, detalla López Moratalla.
No obstante, la adicción no se desarrolla tras un primer consumo. Es un largo proceso de consolidación del aprendizaje en el que interviene la memoria: “Con el consumo crónico de droga, se modifica el proceso por el que se establecen las conexiones entre neuronas, ya que el exceso de estimulación producido por la dopamina acelera el recuerdo a largo plazo”, argumenta López Moratalla.
La mayoría de las conductas adictivas comienzan en la adolescencia, cuando los sistemas de recompensa y memoria emocional no están ajustados: “Entonces, mientras el alcohol o las drogas producen efectos más intensos y una dependencia más rápida en las chicas, los chicos caen con mayor facilidad en los juegos de rol en internet”, explica la catedrática de la Universidad de Navarra.
Precisamente la vía de acción de las drogas consiste en romper ese equilibrio de la dopamina, aumentando su concentración en el espacio de la sinapsis o prolongando el tiempo que permanece antes de ser capturada. La nicotina, estimula de forma directa a las neuronas que la producen. Y en el caso del éxtasis las neuronas quedan literalmente destruidas.
El proyecto de la Universidad de Navarra recoge los últimos avances de las neurociencias sobre el funcionamiento de nuestro cerebro, elaborado por la catedrática de Bioquímica y Biología Molecular Natalia López Moratalla y Carlos Bernar, especialista en Comunicación Audiovisual en el centro académico, en donde trata de responder los efectos de las adicciones en el cerebro.
Fuente: http://www.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/239076cc32f46488152b99ef7b3cd265
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