Las caricias de las madres durante la niñez podrían a ayudar a los niños a resistirse al consumo de sustancias adictivas en su adultez.
Esto según un estudio realizado por la Universidad de Adelaida (Australia) y Universidad de Duke (Estados Unidos), publicado en The Journal of Neuroscience.
El experimento fue hecho con ratas bebés. Según información on line de la Universidad de Adelaida, estas fueron expuestas a morfina y se hizo seguimiento a su reacción frente a la misma.
Aquellas que estuvieron protegidas por sus madres muestran menos ansiedad por la morfina después de la primera dosis que las que estuvieron solas, indicó el Dr Mark Hutchinson en una publicación de la universidad.
La investigación muestra cómo, desde el primer momento, la madre puede fortalecer el sistema inmune del cerebro, pues con el contacto físico continuo se aumenta la producción de la Interleucina-10 (IL-10), una molécula que permite cambiar las respuestas cerebrales frente a sustancias adictivas.
El estudio también concluye que sustancias o drogas como esta activan las células gliales en el cerebro y se produce una inflamación en las moléculas que activan la sensación de recompensa, contribuyendo a la adicción. Pero con la aparición de la Interleucina-10 (IL-10), se contrarresta la inflamación y, por ende, se reducen dichas sensaciones.
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