11 July, 2013

Y como profesional, que diablos les digo yo de los porros?

En la adolescencia hay muchos temas de los que quisiéramos evitar hablar, pero que como profesionales que tratamos en adolescentes tenemos la creencia de que tenemos que hablar, y mucho. A veces tengo la sensación de que tratar estos temas es más una necesidad adulta que una demanda por parte de los propios jóvenes, los cuales, si les diéramos la oportunidad de escoger, optarían por otros temas menos llamativos y más habituales. En parte, son esclavos de nuestras angustias.

Y qué rol debo asumir ante un adolescente que me confiesa su consumo de cannabis? Primero de todo, el consumo de "porros" para ellos no tiene el significado que nosotros, los adultos actuales, dábamos al consumo de "drogas". Desde hace ya varios años el consumo de cannabis tiene más proximidad al tabaco y al alcohol que a otras drogas ilegales como la coca o el éxtasis, y no sólo en concepto de legalidad, sino también en otros conceptos como el riesgo, la posibilidad de consumir habitualmente o la sensación de que aquello no es estarse drogando: "sólo es un porro, que no lo ves?"

Por tanto, los jóvenes ya no "confiesan" como si fuera un pecado capital, simplemente nos informan de lo que hacen, sin que ello les suponga declarar una intimidad trascendental y transgresora. Ante esto, reaccionar con sorpresa y alarmismo cuando somos conocedores de su consumo de cannabis, no nos ayudará mucho a crear un vínculo con el adolescente y a convertirnos en un referente en este aspecto de su vida.

Ah! Entonces tengo que decir que me parece guay y aparentar ser un tío enrollado? Los adolescentes ya tienen los amigos para realizar este rol, como profesionales nos toca jugar otro papel. Primero de todo debemos ser prudentes, desconocemos si el consumo es puntual, si es algo habitual, si es problemático o incluso si sólo lo hace para aparentar y el consumo realmente no existe aunque quizás lo tenga cerca.

Hay que averiguar, en el caso de que exista este consumo, qué significado tiene para él, porque le sirve consumir, y aquí podemos hacer un paralelismo con el consumo de alcohol que nos puede dar una imagen más gráfica. Los riesgos son muy distintos y habrá que diferenciar si el consumo es exclusivo a la hora de salir de fiesta y reír un rato con los amigos o, por el contrario, el consumo rompe la barrera del fin de semana y tiene una funcionalidad más emocional y del dia a dia, como puede ser las ganas de desconectar, evadirse o calmar la ansiedad.

De la misma manera que no nos alarmamos ante el consumo de un cubata a las dos de la madrugada en plena fiesta por parte de una chica de 17 años, no deberíamos alarmarnos en el caso de estarse liando un porro en las mismas condiciones. Y así como nos preocuparía ver un chaval a las 11h de la mañana a la hora del patío bebiéndose un gintonic, debería preocuparnos y preguntarnos cuáles son sus necesidades y motivaciones cuando tiene un porro entre los dedos a esa hora donde el cerebro necesita de su máximo rendimiento.

Tal vez su consumo es sólo puntual, tal vez necesite algún tipo de ayuda pero no precisamente la nuestra, tal vez sí necesita nuestra ayuda pero no la desea, tal vez sí que la desea pero no se atreve a pedirnosla , tal vez sólo necesita saber que alguien confía en él y que en caso de necesitarlo sabe a quién acudir. Y este es nuestro papel, estar allí cuando él nos necesite y habernos ganado previamente su confianza.

Por tanto, que diablos les digo yo de los porros? A veces, y más frecuentemente en la adolescencia, no es tan importante saber lo que decir, sino simplemente saber escuchar.

Otger Amatller. Psicólogo. @otgervila

Publicado en: http://www.lasdrogas.info/opiniones/364/y-como-profesional-que-diablos-les-digo-yo-de-los-porros.html

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