21 June, 2011

Entrevista a FERNANDO CADAVEIRA. Profesor del departamento de Psicoloxía Clínica e Psicobioloxía de la USC.

G20P23F2 “Prohibirlo puede provocar un contraefecto, no creo en esa vía”

Casi una década lleva Fernando Cadaveira Mahía estudiando los efectos del consumo de alcohol en los jóvenes desde su grupo de investigación de la USC, NECEA.

-Su nuevo trabajo no deja muchas dudas sobre los efectos perniciosos del alcohol.

-En estudios en animales se constatan daños a nivel cerebral, y los trabajos en humanos van en línea convergente. Se puede hablar de un 10 % de atrofia en el hipocampo y de una detención o ralentización en la regeneración de neuronas que podría ser duradera. Pero también hay buenas noticias.

-¿Cuáles son?

-Creemos que con buena información se puede ayudar a prevenir los consumos tempranos, cambiar la valoración que los jóvenes tienen sobre el consumo. Lo que ocurre es que la prevención entre los 15 y los 17 es muy difícil, pues es una edad refractaria, pensada para romper amarras. Ahí, los jóvenes ya son más influenciables por los compañeros que por sus padres. Hay que empezar antes, a los 12 o 13, pero con campañas serenas, sin dramatizar.

-Hablando de cerveza, ¿qué le parece la medida de la ministra Pajín para que se etiquete como bebida prohibida a menores?

-El momento es malo para valorar cualquier acción política. Lo que digo es que estamos ante un grave problema de salud frente al que hay que luchar con todas las armas. Lo que me sorprende es que los partidos no sean capaces de ponerse de acuerdo y anden a la caza de votos con este tema en vez de buscar consenso, porque con estos temas no se juega, son demasiado serios para politizarlos. Y quiero recordar que hace tres años ya cayó una ley por ese problema.

-Un problema que se traduce en comas etílicos de niños de 13 años cada fin de semana.

-¿Y la culpa es del niño? No. El adolescente tiene una baja percepción del riesgo. Su cerebro no está maduro aún para interpretar ese riesgo. Pero tampoco los adultos, a pesar de tener un cerebro maduro, parecemos ser conscientes.

-¿Cómo se puede ganar esta batalla?

-Es difícil. Será una batalla muy larga, pero se pueden ir logrando victorias parciales, como retrasar el consumo a los 18 años, porque el efecto ahí es mucho menor que a los 13.

-¿Qué se puede hacer frente al botellón?

-Es un tema duro, porque los adultos no conocemos este fenómeno. Prohibir el botellón puede provocar un contraefecto, así que no creo en esa vía, a pesar de que ha funcionado en Estados Unidos. Pero no es una sociedad tan antinorma como la nuestra. A la prohibición del botellón en mayores de edad no le veo futuro. Y desde luego descartaría la idea de los botellódromos, dejando de lado el control del consumo en menores

-¿Por qué motivo?

-Porque lo que hacen es llevarse el conflicto de orden público a otro lado, pero obviando lo fundamental: el problema de salud. ¿O es que hay que hacer también pinchódromos para heroinómanos? Posiblemente es un error involuntario, pues seguramente la mayoría de las autoridades que piensan así desconocen los efectos del alcohol sobre el cerebro de los jóvenes y su salud en general.

Fuente: http://www.lavozdegalicia.es/sociedad/2011/06/20/0003_201106G20P23991.htm

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