20 June, 2011

“Las drogas me salvaron del deporte” (Eduardo Hidalgo, autor de Hedonismo sostenible)

Decía el novelista estadounidense Henry Miller que “cada guerra es una destrucción del espíritu humano”. En el caso de la cruzada legal que se libra mundialmente contra las drogas, el desolador impacto generado por la onda represiva ha provocado tal desbarajuste en nuestra relación con los embriagantes que hemos olvidado la función social que desempeñan tan afiladas herramientas al cincelar con delicadeza la sinfónica multiplicidad de realidades con las que a diario resuena nuestra percepción.

hedonismo sostenible 249x300 Las drogas me salvaron del deporte (Eduardo Hidalgo, autor de Hedonismo sostenible)

Hedonismo sostenible (Eduardo Hidalgo)

Hedonismo sostenible
Conocedor, teórico y práctico, del amplísimo abanico de sustancias psicoactivas y sus repercusiones sociales, Eduardo Hidalgo, el que fuera durante más de una década coordinador en Madrid y alma de los discursos del colectivo Energy Control, dedicado a la gestión de placeres y riesgos en el consumo de drogas, ha publicado recientemente Hedonismo sostenible, un volumen de casi ochocientas páginas en el que se oxigenan los trapos sucios de algunas costumbres humanas, derivadas de los atávicos placeres de jugar y embriagarse, que paradójicamente reciben un trato antagónico por parte de la ley.

Éxtasis frente a deportes de riesgo
Los deportes de nieve, el montañismo, la caza, los coches y motos o la Fiscalía Antidroga se enfrentan, respectivamente, a la MDMA (éxtasis) en un combate donde se comparan los datos referentes a mortalidad, morbilidad o potencial adictivo, sin encontrar evidencias que justifiquen el tremebundo agravio comparativo que, en términos de legislación, reciben una y otras aficiones.

La guerra más sangrienta
En la segunda parte del libro, el autor señala los entuertos desencadenados por una de las guerras más destructivas en que históricamente se ha embarcado la humanidad. Y es que, según argumenta Eduardo con lucidez, las políticas actuales sobre drogas atentan contra los derechos y libertades individuales, castigan y criminalizan a los consumidores, aumentan el precio de las drogas (promoviendo la delincuencia para permitirse el consumo), ponen en contacto al usuario con el entorno criminal, favorecen la marginación y estigmatización de los consumidores, promueven la creación, producción y comercialización de drogas más potentes, dan lugar al desconocimiento de la pureza y composición de las sustancias, maximizan los riesgos (sanitarios y de cualquier otro tipo), amenazan la estabilidad política de los países, generan muerte y violencia, provocan saturación e inoperancia del sistema judicial y del cuerpo policial, dilapidan los recursos públicos, sacrifican las libertades individuales, permiten la injerencia externa en los asuntos internos de otros países, promueven la deshonestidad y la mentira, dejan desprotegidos a los menores, provocan la infrautilización terapéutica de opiáceos, promulgan ciencia viciada y desinformación, perjudican a las minorías, deniegan el respeto a los cultos religiosos y causan un gravísimo daño medioambiental.

Soluciones a la prohibición de las drogas
A modo de colofón, se ofrecen unas cuantas soluciones para deshacer los nudos burocráticos que han emborronado nuestra relación con la Naturaleza. Se trata, básicamente, de cambiar el concepto de guerra por el de sostenibilidad en las políticas sobre drogas, regulando el mercado y racionalizando la prevención y el abordaje informativo, así como los tratamientos clínicos y psicosociales, la ciencia e investigación o el trato social brindados a unas sustancias que nos han acompañado desde los albores de la humanidad y que lo seguirán haciendo pese a los férreos muros legales que, tratando de interceptar su expansión, inyectan en la raíz del sistema un virus de corrupción cuya capacidad destructiva afecta a todos los nervios que componen la red de vida interconectada en el neocórtex del planeta.

Un apéndice con pronunciamientos antiprohibicionistas de personajes célebres y portavoces de diversos colectivos y sectores sociales corona con su guinda el agridulce pastel que nos ha preparado el señor Hidalgo, un necesario bocado de sentido común en las decisiones que afectan a nuestra relación con el entorno. La guerra más difícil es aquella en la que combatimos contra nosotros mismos, y en ella, la única victoria posible consiste en rendirse, aceptar la derrota e iniciar el cese incondicional de las hostilidades.

A modo de anécdota, durante la presentación madrileña de su libro, dentro de la agenda psiconáutica que ofrece mensualmente la Asociación Eleusis tanto en Madrid como en Barcelona, el propio Eduardo Hidalgo confesaba: “Estoy mejor que un deportista, estoy vivo, a mí las drogas me salvaron del deporte. Y resulta que mi profesor de parapente la palmó unos meses después”. Ante la tragedia, siempre nos quedará el doble filo del sentido del humor, muy presente a lo largo de todo el libro. Gracias, Edu, por tu aportación sincera para desactivar tan monstruosa maquinaria de destrucción. ¡Corsarios, al abordaje!

Fuente:  http://creacentive.com/2011/06/las-drogas-me-salvaron-del-deporte-eduardo-hidalgo-autor-de-hedonismo-sostenible/?asid=2c334826

Autor: http://creacentive.com/members/igordomsac/

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

0 comentarios:

AddThis