Lo importante también es la cantidad.

Hoy debatiendo sobre drogas he llegado a una conclusión. Además o más importante que el qué también es el cuanto. Centrándonos en el alcohol, droga que motivó el planteamiento, es cierto que en España no hay una medida estandar de dispensación ni dispensadores en los locales de hostelería como los hay en otros países europeos (Reino Unido, sin ir más lejos). Lo cual hace que sea difícil de controlar la cantidad de bebida que se ingiere. Además cuando se hace botellón, se bebe alcohol en diferentes recipientes que van desde los clásicos vasos de plástico, vasos de tubo de plástico y, recientemente, se han popularizado los vasos de plástico de litro (cubalitros), que aunque vayan llenos de hielo la cantidad de alcohol que llevan es mayor. Sin ya tener en cuenta recipientes llamativos como garrafas de 5 litros de auga reconvertidas, sulfatadoras varias, sandías vacías y rellenadas con sangría o kalimotxo, etc…

Nos tenemos que volver a plantear las preguntas clásicas: ¿quién? ¿cómo? ¿donde? ¿cuándo? y según parece ¿cuánto?