Ha sido comenzar el curso escolar y saltar a los medios de comunicación de nuevo el “fenómeno” de los botellones. Durante el verano se llamaban “fiestas patronales”. El caso es que de nuevo nos enfrentamos con una tendencia, por llamarlo de alguna manera, que lejos de desaparecer parece que se está enraizando en las costumbres sociales de los jóvenes.
Obviamente ya han salido las primeras voces analizando y ofreciendo posibles soluciones al fenómeno.
Una de las opiniones que más me han gustado es que hay que cambiar la idea de que el botellón es un espacio de socialización de los jóvenes, ya que hay otras actividades con menos riesgo y que también ofrecen ese espacio de socialización: clubs deportivos, actividades de ocio, etc…
En esta entrevista a Adrián Varela, dice que hay que acabar poco a poco con una práctica equivocada. “Por norma, no puedes comprar unas botellas y salir a emborracharte”.
En esta línea, también una entrevista a Samuel Ruiz, primer teniente de Alcalde de Santander y Concejal de protección ciudadana, comenta que la solución del botellón es educativa, no policial. Al contrario de la opinión de alguna ciudad gallega.
Y que solución ha tenido la administración pública al menos por el momento, pues lanzar una campaña “masiva” en los medios de comunicación con un mensaje a lo menos catastrofista. No decían que las campañas con un mensaje negativo tenían un impacto limitado y hasta que generaban un rechazo, además supongo que a la hora de diseñar la campaña sesudos publicistas analizarían el target y el público objetivo y llegarían a la conclusión que los jóvenes que van y hacen botellón desayunan el cola-cao leyendo los periódicos. Por no hablar del coste de dicha campaña… que ese es otro tema aparte…
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