Cada vez es mayor el número de personas que consumen alcohol en exceso. La bebida se utiliza para celebrar acontecimientos, mejorar relaciones sociales e, incluso, para cerrar tratos. Y todo porque en nuestro entorno goza de gran permisividad social.
Según datos facilitados hace unos meses por los responsables de sanidad, uno de cada cuatro jóvenes españoles, de 14 a 18 años, se emborracha tres veces al mes; por si fuera poco, el 10% de esta franja de edad, ni siquiera tiene la percepción de que bebe mucho o bastante alcohol. Y algunos lo acompañan de drogas y tabaco. Un verdadero cóctel muy peligroso. Y, lo que es aún peor: existe una clara tendencia ascendente en el consumo de bebidas alcohólicas en adultos. Con todos los riesgos para la salud que ello conlleva. Porque todas ellas son igualmente nocivas o peligrosas para quien las consume, no sólo de forma abusiva, sino también habitual. O sea que, pequeñas cantidades ingeridas diariamente pueden establecer un hábito de difícil solución, con la consiguiente dependencia física y psicológica. Porque, en ocasiones, y a pesar de darse cuenta de los efectos destructores sobre su organismo y del deterioro de sus relaciones interpersonales, la persona que ingiere alcohol no puede dejar de beber, hasta llegar al punto, en etapas avanzadas, de presentar amnesia de lo ocurrido durante los períodos de embriaguez. Según la OMS, su consumo constituye el tercer factor de riesgo de los países desarrollados. Produce un sinfín de patologías. De todas y de todos conocidas.
¿Y el sexo? Y el báculo sagrado de la sexualidad masculina? el bueno del pene?. ¿cómo se siente? ¡Buaff? pobrecillo?! Pues de capa caída. Reducido a la mínima expresión en los consumidores. Y todo porque, cuando se bebe alcohol en relativo exceso, se retrasa el proceso de excitación, surgen pérdidas de coordinación e incluso se pueden producir bloqueos en la respuesta sexual. Ahora bien, no hay que bajar la guardia ante ciertas cuestiones de salud pública. Porque si se coloca donde no se debe? al pene juguetón? aunque esté borrachillo? sin la adecuada protección? puede armarse la marimorena. Ostentamos el primer lugar en la Unión Europea, en cuanto a embarazos de adolescentes, las ITS siguen experimentando un fuerte crecimiento y, con tanto botellón, la sexualidad de muchos jóvenes se parece cada día más a la de un «hooligan» anglosajón? Por nula y patética. ¿Y la ingesta en adultos? Sin comentarios.
Fuente: http://www.lne.es/asturama/2012/03/28/alcohol-sexo/1220839.html
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