América Latina se mantiene como área prioritaria de cooperación.
El abuso de drogas es la primera causa de muerte accidental en EE.UU.
El Gobierno de Estados Unidos ha anunciado una nueva estrategia en su lucha contra las drogas que pretende alejarse del enfoque estrictamente policial para impulsar la prevención y el tratamiento, sin dejar ninguna puerta abierta a la legalización.
La Estrategia Nacional para el Control de Drogas de 2012 expone una "tercera vía" entre las dos propuestas "extremas" que han marcado el debate sobre los estupefacientes en los últimos dos años: el recurso masivo al sistema penal y la legalización de las sustancias. Así lo ha explicado el "zar" antidrogas de Estados Unidos, Gil Kerlikowske.
"Las políticas obsoletas como el encarcelamiento masivo de los infractores no violentos son reliquias del pasado que ignoran la necesidad de enfocar nuestro problema de drogas con un equilibrio entre la salud pública y la seguridad", ha expresado Kerlikowske en un comunicado.
La base para ese nuevo enfoque es el reconocimiento de que la drogadicción no es un crimen sino "una enfermedad del cerebro que puede ser prevenida y tratada", ha agregado el titular de la Oficina Nacional para Política Antidrogas de la Casa Blanca (ONDCP).
Con esa premisa, Washington trata de "romper el ciclo de uso de drogas, crimen y encarcelamiento", para lo cual intensificará programas de "intervención en el mercado" de estupefacientes que ya funcionan a nivel local, según Kerlikowske.
Pese a su búsqueda de alternativas, la nueva estrategia "no considerará" en absoluto la legalización de drogas, una posibilidad que ha tomado nueva fuerza en el continente a iniciativa del presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina.
Si haces legal una sustancia ilegal, su consumo va a aumentar
"Si haces legal una sustancia que es ilegal, su consumo va a aumentar. Y viendo los devastadores efectos de la droga en la salud y la seguridad, hacer que estén más disponibles no tiene mucho sentido", dijo Kerlikowske a los periodistas.
Nuevos enfoques
En la VI Cumbre de las Américas celebrada en Colombia el pasado fin de semana, el presidente estadounidense, Barack Obama, subrayó su oposición a la legalización, pero sí estuvo de acuerdo en buscar junto a los líderes del continente "nuevos enfoques"en una lucha que muchos consideran fallida.
Latinoamérica se mantiene como área prioritaria de los esfuerzos de cooperación internacional en materia antidrogas de Estados Unidos., que reitera su apoyo a la Iniciativa Mérida y subraya el "amplio apoyo bipartidista" del que ese programa de seguridad goza en el Congreso.
A nivel bilateral, quiere "fortalecer las alianzas estratégicas con México" y "consolidar los avances logrados en Colombia", un país que "desempeña un papel líder en el continente al compartir su amplia experiencia antidrogas", según la estrategia divulgada.
El documento también advierte de que el potencial de producción de cocaína ha disminuido en Colombia pero ha aumentado en otros países andinos, en especial en Perú, cuyo potencial de producción de esa droga ya supera el de su vecino colombiano.
En Bolivia "no hay garantías de que la producción no haya aumentado" tras la expulsión del Departamento Estadounidense Antidrogas (DEA) en 2008, según el informe, que subraya no obstante el "compromiso" de Estados Unidos a cooperar con todos los Gobiernos de la región.
Siete áreas de acción
En total, la nueva estrategia define siete áreas de acción, cuatro de ellas basadas en la prevención y el tratamiento, a las que se suman la mejora de la gestión de la información, de la cooperación internacional y de los obstáculos al tráfico de drogas en el terreno doméstico.
Así, Estados Unidos quiere "integrar el tratamiento" de los drogadictos en "el sistema básico de salud" mediante medidas como la formación de personal médico para gestionar casos de sobredosis o la expansión de los servicios relacionados con la adicción en centros de atención primaria.
Según Kerlikowske, ese enfoque no puede llegar en mejor momento, dado que el abuso de drogas es hoy la primera causa de muerte accidental en Estados Unidos, por encima de los accidentes de tráfico.
La estrategia también subraya su apoyo a los tribunales que el Gobierno de Obama creó en 2010 para tratar asuntos de drogas, y que, según sus datos, logran enviar cada año a cerca de 120.000 personas a programas de tratamiento en lugar de enviarlas a la cárcel.
Según datos oficiales, el consumo de drogas en Estados Unidos se ha reducido un tercio en los últimos 30 años, y el uso de la cocaína ha disminuido casi en un 40 por ciento desde 2006.
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