Las universidades españolas deben mejorar el rendimiento de sus alumnos, fijar sus especializaciones y mejorar en la flexibilización de las ofertas. Son las tres principales carencias de los 79 centros (50 públicos y 29 privados) que ofrecen formación a 1,6 millones de estudiantes en 256 campus según un estudio elaborado durante los dos últimos años por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) en colaboración con la Fundación BBVA. El estudio destaca que no es necesaria una reducción de centros, ya que el ratio es suficiente para cumplir con las necesidades del país.
También rechaza que haya demasiados universitarios. El director de investigación del Ivie, Francisco Pérez, destacó que en España hay 46 nuevos estudiantes por cada cien jóvenes, mientras que la media de la OCDE (datos e 2009) es de 59,3 jóvenes. En muchos países desarrollados se supera el 60%, ha señalado el profesor Pérez, quien además ha destacado que el porcentaje de jóvenes que acceden a la educación superior en la universidad y en los grados de formación profesionales es similar al de Alemania. ?El mayor peso de los universitarios se debe a que los estudios en España son más largos?, ha añadido el responsable del estudio.
En los peros, el estudio elaborado por el Ivie destaca tres grandes problemas. En primer lugar, la implicación de los alumnos en su enseñanza, sobre todo en las universidades públicas. Los estudiantes dejan de presentarse a uno de cada cinco exámenes. De los presentados aprueban tres de cada cuatro. Además, el informe destaca como segunda carencia, el poco músculo de las universidades españolas, ya que existe una capacidad de ofertar servicios no aprovechada, como resultado de la rigidez y la lentitud de las universidades a la hora de adaptar y reasignar recursos y las plantillas. Uno de los resultados de estos desajustes es que mientras el tamaño medio de los primeros cursos de titulaciones de grado en el curso 2009-10 era de 94 alumnos, en un 29% de las mismas el número de estudiantes era inferior a 40. Los porcentajes de titulaciones de pequeño tamaño se elevan a 31% en ciencias experimentales al 42% en enseñanzas técnicas y a la mitad en humanidades.
Por último, la tercera carencia es la investigación. O mejor dicho, la irregular situación de la investigación. Menos de la mitad del profesorado estable realiza actividades de investigación pero todos disponen de al menos de al menos un tercio de su jornada para esa actividad. La actividad investigadora está concentrada en parte de las universidades, pero menos que otros países, ha destacado el jefe de la investigación. El informe propone una decena de líneas de actuación para mejorar la educación superior española. Más autonomía, responsabilidad y mejor gobierno de las universidades; especialización y estratificación de las instituciones; impulso a la excelencia internacional; especialización del profesorado, redefinir los sistemas de financiación y dar incentivos al empleo estable y a la investigación aplicada y la transferencia tecnológica son algunas de las ideas propuestas.
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