Es de agradecer la postura de tolerancia cero que ha adoptado el Ayuntamiento en lo que se refiere a menores y venta de alcohol, como el cierre de establecimientos reincidentes, pero para funcionar de verdad necesitaría algo de cooperación, de los padres, por ejemplo.
Bastante tiene el área de Seguridad con capear el temporal en asuntos como el macrobotellón del pasado fin de semana, que acabó con 38 intoxicaciones etílicas. Una cifra no tan elevada si se tiene en cuenta que se reunieron 8.000 para celebrar que la primavera ha venido. Alegan que se convocó por sorpresa a través de redes sociales, que es la explicación oficial para justificar que algo se desmadra. La verdad es que fueron llegando en autobuses de todos los puntos de la provincia y, claro, no es cuestión de anunciarlo en el BOJA. Eso sí, medio centenar de personas, entre ambulancias y bomberos estuvieron atendiendo a jóvenes y no tan jóvenes. Según explicó el concejal de Seguridad, Julio Andrade, la edad media de los asistentes era de 30 años. Un poco talluditos para beber en el entorno de la feria cuando no hay feria.
Los amigos de los que habían perdido el conocimiento se negaban a facilitar teléfonos de contacto con sus familias, algo normal, dado que la postadolescencia dura ahora prácticamente hasta la madurez. Lo más sorprendente de todo es lo que pasa con las cartas que envían a los padres de los jóvenes multados por consumir alcohol en la vía pública, más de un millar en lo que va de año. Dice Andrade que, en el mejor de los casos, la respuesta es el silencio. Eso cuando no les vienen a decir que «se metan en sus asuntos».
El hecho de que los padres de algunos de los angelitos en coma etílico consideren un asunto privado el que sus hijos beban en la calle dice mucho de la educación que están recibiendo. Sobre todo, porque es un 'asunto privado' que requiere un despliegue policial y de ambulancias. Haz lo que quieras, pero que no me entere, parecen decir. Pues con tantos 'ojos que no quieren ver' los macrobotellones seguirán siendo un éxito.
Al final va a resultar que los padres son los peores.
Autora: Ana Barrales (@AnaBarreales). Fuente original: http://www.diariosur.es/v/20120406/malaga/padres-botellon-20120406.html
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